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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Conozca cómo Nueva Zelandia castiga el acoso en la calle

26 marzo 2015

El acoso callejero está penalizado desde 1981 en Nueva Zelandia. Utilizar un lenguaje o un comportamiento vulgar u ofensivo -incluidos muchos de los llamados “piropos”, en Chile- en un lugar público contempla multas e incluso cárcel cuando la ofensa escala a lo físico.

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Ya es común encontrarse en redes sociales a diversas iniciativas creadas -especialmente por mujeres jóvenes- en contra del acoso callejero y que buscan castigar socialmente los actos que calzan este concepto y al mismo tiempo abogar por una penalización.

En Nueva Zelandia desde el año 1981 se puso atajo por la vía legal a este tipo de comportamiento (Sección 4 de la Offenses Act)  penalizando su ocurrencia, ya sea verbal o física. En torno al acoso verbal, se castiga a quien tiene los siguientes comportamientos:
  • Ocupa  palabras obscenas dirigidas a alguna persona.
  • Aborda a alguien con la intención de ponerlo/la en peligro, ofenderla o insultarla.
  • Utiliza palabras insultantes o es imprudente al comunicarse en la vía pública.

Además, varias otras formas de acoso en la calle también están en contra de la ley:
  • Cuando una persona se detiene o demora en el lugar donde otro pasa, con intención de acosar.
  • Al enfrentar a otro en un lugar público
  • Al amenazar con perjudicar a otra persona o su familia.
  • Al dañar la propiedad ajena
 
Por otra parte, el acoso verbal que amenaza con ejercer algún tipo de fuerza (ya sea con palabras o gestos que hacen pensar que pueda llevarla a efecto) también puede considerarse asalto –e incluso puede ser interpretado como violencia sexual- y tiene una pena mayor.

Ahora, cuando una persona tiene en la calle cualquier conexión sexual con otra sin el debido consentimiento se considera como violencia sexual, así como también es un crimen intentarlo.  Tocar puede ser suficiente.

Aunque se consideran como acciones menos graves, pueden también ser tratados como delitos la  masturbación pública (llamado un acto indecente) y la exposición de genitales en un lugar público. Ambos casos solo pueden ser exculpados si existen cuando el sujeto en cuestión creía –razonablemente- que no iba a ser observado.

En Chile, y como una forma de frenar el acoso sexual callejero, las diputadas Camila Vallejo y Karla Rubilar se encuentran patrocinando el proyecto "Ley de Respeto Callejero", presentando ante el Congreso por el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC Chile), que tiene como objetivos extirpar de las cifras negras las denuncias de acoso callejero, prevenir futuros ataques y proteger a las víctimas.

"Me parece muy interesante lo que ha hecho Nueva Zelandia en este sentido, más aún cuando su legislación data de 1981, lo que habla también de como en Chile estamos muy atrasados en esta materia. Valoro también que cada denuncia se persiga y que no se relativice el acoso por creer que es difícil que se compruebe. Es muy importante legislar sobre el acoso callejero, para que estas agresiones no se naturalicen ya que se trata de eventos para muchos imperceptibles pero que pueden dañar psicológicamente a la víctima", sostuvo la diputada Camila Vallejo.

Además, la congresista se refirió a lo común que son estas agresiones en Chile. "Esto ocurre a diario, con mujeres de todas las edades, independiente de su condición socioeconómica, que en la calle son violentadas verbal o físicamente. Lo que buscamos con una ley como esta es exactamente lo mismo de Nueva Zelandia; no dejar estas agresiones en la impunidad y continuar luchando por la igualdad de género". 

Reportando el acoso

Existen varias formas de denunciar el acoso callejero en Nueva Zelandia. La primera es acudir directamente a la policía, cuyo personal se encuentra capacitado para tomar estas denuncias.  En una situación de mayor emergencia es recomendable llamar al 111 para denunciar.

Adicionalmente se puede denunciar el acoso a Crimestoppers - una ONG independiente que permite transmitir información anónima a las autoridades- al 0800 555 111, lo que también se puede realizar en línea. En este último caso el denunciante no  se identifica. Esta forma de reportar el acoso es probable que tome más tiempo ya que la policía no puede actuar sobre información anónima, por lo que esta organización necesitarán tiempo para realizar sus propias investigaciones antes del envío de los antecedentes a la justicia.

¿Qué ocurre con los acosadores?

El destino penal de quienes acosan en la calle depende del tipo específico de acoso, siendo muy complicado perseguir penas cuando el hecho es menor y no se cuenta con pruebas. Sin embargo, la policía puede advertir informalmente a los acosadores como individuos o como grupo, cuando se tiene la sospecha que el evento en realidad ocurrió y en el caso de “acosadores reincidentes”, como ocurre a menudo en obras de construcción o similares contextos de alta incidencia.

 Además, sea cual sea el resultado final, se registran las quejas y se mantienen en los registros internos de la policía. Si bien esto no tendrá un impacto en el delincuente inmediatamente, significa que si las quejas similares surgen en el futuro, la policía puede ser más rápida en reaccionar y construir un caso de ser necesario.

Cuando la evidencia puede ser recogida se persigue al acosador y se pueden producir diversos resultados. Las sanciones que se pueden imponer en relación con los tipos de acoso callejero son:
  • Por comportamiento o lenguaje ofensivo: multa de hasta NZD 1.000 (unos $470.000 pesos chilenos).
  • Por uso de palabras obscenas: una multa de hasta 500 NZD.
  • Para la intimidación: prisión de hasta tres meses o una multa de hasta NZD 2.000.
  • Por violación: pena de prisión de hasta 20 años.
  • Por intento de violación: prisión de hasta 10 años.
  • Para acoso sexual físico: prisión de hasta un año.
  • Para acoso: prisión de hasta seis meses o multa de hasta NZD 4.000.
  • Para los actos indecentes en un lugar público: prisión de hasta dos años
  • En caso de exposición indecente, prisión de hasta tres meses o una multa de hasta NZD 2.000.

Al realizar la denuncia, la víctima tiene el derecho de ser tratado conforme a ciertas normas por el personal policial, pudiendo denunciar al departamento de Violencia Sexual de la Policía si no le pareció bien el trato o cómo se realizó la investigación de su queja. Específicamente, el reclamo formal debe realizarse cuando la policía no trata a la víctima con cortesía y/o compasión, no respeta su dignidad y/o privacidad, no le aconseja bien los servicios que están disponibles para hacer frente a la situación, no la mantienen informado de cómo avanza la investigación o si no se le permite conocer si se establecieron los cargos o porqué no hubo resultados.

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