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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Fondo público para proyectos de innovación social en Nueva Zelandia se orienta a mejorar la salud de los jóvenes

05 marzo 2015

Desde el año 2013 que el gobierno de Nueva Zelandia a través de su Ministerio de Desarrollo Social fomenta la creación de programas de innovación social que involucren a todos los jóvenes en el desarrollo colaborativo de aplicaciones tecnológicas que ayuden a resolver los problemas de sus comunidades.

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La innovación social es una forma de emprendimiento tecnológico sin fines de lucro que persigue solucionar necesidades reales de la sociedad. Si bien los recursos para desarrollar estos proyectos pueden venir de la filantropía, en países como Nueva Zelandia existen fondos públicos destinados exclusivamente para impulsarlos. A continuación revisaremos el caso del Fondo para Proyectos de Innovación y Medios Sociales neozelandés y su valoración por parte de expertos de nuestro país.

Innovación social para la salud de los jóvenes

Como parte del Proyecto de Salud Mental para los Jóvenes creado el 2013 por el Primer Ministro con el fin de fomentar actividades saludables en escuelas públicas y juntas de vecinos, se creó el Fondo para Proyectos de Innovación y Medios Sociales, destinado a apoyar la creación de proyectos tecnológicos que conecten a los jóvenes con actividades que vayan en beneficio de su salud física y mental, que pueden ir desde los deportes y cursos artísticos, hasta la creación de aplicaciones para aumentar la sociabilidad, o la interacción con profesionales de la salud.

Este fondo de innovación social –impulsado en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social neozelandés- busca desarrollar la creatividad de la población más joven del país y brindarle apoyo psicológico a quienes tengan problemas.

De esta manera, el Fondo para Proyecto de Innovación y Medios Sociales comenzó su labor el 28 de febrero de 2013 otorgando recursos para cinco proyectos. En el lanzamiento de este programa, Paula Bennett, ministra de Desarrollo Social, afirmó que con un fondo de 100 mil dólares neozelandeses en total se pretendía dar respaldo a gente joven y creativa, capaz de ayudar a la solución de problemas sociales, pero que además fueran capaces de conversar sobre sus iniciativas con otros jóvenes.

“Tenemos que estar donde está la gente joven, dando apoyo a muchos emprendimientos asombrosos y brindarles soporte técnico para que sigan desarrollándose. Hoy las redes sociales son parte importante de la vida de las nuevas generaciones, es por eso que estamos concentrados en proyectos inteligentes como la creación de aplicaciones para smartphones, que son los medios  donde muchos comunican su estado de ánimo y piden ayuda cuando es necesario”, señaló la ministra en la ocasión.

“Lifehack” el primer laboratorio de innovación social

Parte del espíritu del Fondo para Proyecto de Innovación y Medios Sociales de Nueva Zelandia es hacer las cosas diferentes a como se habían realizado en el pasado, por eso se puso énfasis en programas en línea que llegaran a todas las escuelas públicas, a los usuarios del sistema de salud y a la comunidad en general, que dejaran de manifiesto la importancia de la innovación tecnológica para satisfacer las necesidades de la gente joven.

Es en este contexto, que se formó el 19 de mayo de 2014 el “Laboratorio de Innovación Social Lifehack” considerado el primer laboratorio neozelandés en reunir sistemáticamente a otros pequeños laboratorios emergentes. Una de sus primeras actividades fue la organización de eventos abiertos en las distintas comunas alrededor de Wellington, donde los jóvenes pudieron expresar e intercambiar opiniones sobre cómo la tecnología mejora su calidad de vida, para luego mostrarles las aplicaciones creadas por los diferentes laboratorios del país.

“Vemos que la gente alrededor del país participa con entusiasmo en usar sus habilidades y talentos para construir herramientas digitales como aplicaciones, sitios web y campañas sociales para mejorar sus vidas y la de sus amigos. Hemos sabido que los eventos que realizamos los fines de semana están lo suficientemente bien preparados como para construir equipos de jóvenes que puedan tomar esa tecnología y desarrollarla a una escala superior que tenga un mayor impacto en miles de neozelandeses. Sin embargo estamos en búsqueda de más jóvenes que tengan esperanzas en mejorar su futuro”, señaló Sam Ryde, director de los laboratorios Lifehack en una rendición de cuentas realizada en diciembre de 2014 ante el Parlamento de Nueva Zelandia.

Para Ryde, además del fondo que le entrega el gobierno neozelandés, es necesario que los programas trabajen en conjunto con otros socios emergentes alrededor del mundo, ya que para enseñar sobre emprendimiento a las personas que quieren solucionar sus problemas es necesario conocer la experiencia de iniciativas similares en Singapur, Londres, Bali o Canadá.

Fondos para la innovación social en Chile

En nuestro país, la innovación social es algo reciente, aunque no ausente, según Leonardo Meyer, académico de la Universidad Andrés Bello y conductor del programa Innova Rock de Radio Futuro, la experiencia neozelandesa hasta hace dos años hubiese sonado casi inaplicable. “Lo que ha ocurrido en Chile con la innovación social ha sido muy potente, con un desarrollo muy fuerte en los últimos años, impulsados por varias iniciativas y como parte importante en sus políticas de desarrollo económico”, señaló.

En cuanto al papel de los gobiernos en el apoyo de la innovación social, Meyer es enfático en señalar que es muy importante, sobre todo en el inicio de los proyectos.” La innovación social exige que los proyectos sean autosustentables, cuando hay excedentes los proyectos pueden ir creciendo, es decir que no son vistos como un negocio. Pero para llegar a este punto de equilibrio que toma por lo general de dos a tres años -dependiendo del proyecto- es que tienes que recibir apoyo, ya sea filantrópico o del gobierno. Entonces me parece vital que sean impulsados en sus primeras etapas”, señaló el periodista.

Asimismo ante la posibilidad que instituciones públicas de nuestro país puedan destinar fondos para la innovación social, Meyer apuntó al Ministerio de Desarrollo Social, pues tal como sucede en Nueva Zelandia aquí también existe una institución similar que tiene a su cargo al Instituto Nacional de la Juventud y que, por lo tanto, podría partir desde ahí. "Eso es suficiente para que solo ese ministerio defina el plan y coordine otras áreas en Hacienda donde está CORFO y Economía fondos para el turismo y emprendimiento”, destacó.

Finalmente, en relación a lo que hace falta en nuestro país para seguir impulsando los programas de innovación social, afirmó que hace falta tomar más ejemplos como el de Nueva Zelandia y mostrarlos, pero también elegir a ciertos líderes que están trabajando con la innovación social y validarlos. "Desde el gobierno y el Parlamento se podría estructurar un discurso que surja del testimonio de sus principales beneficiados por los avances en su entorno, de esta manera se podría generar una empatía distinta en el país y eso va a lograr que muchos más jóvenes se dediquen a este tema”.


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