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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Japón buscará subir su tasa de fertilidad por medio de incentivos económicos pro maternidad

27 mayo 2015

La apertura de guarderías subsidiadas por el Estado, exenciones de matrícula escolar y triplicar los gastos gubernamentales por niño son solo algunas de las medidas que tomará el gobierno nipón para incentivar a las madres trabajadoras a tener más bebés. Mientras, en Chile la Cámara de Diputados solicitó al Ejecutivo la creación de una política nacional para enfrentar el decreciente número de nacimientos.

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Tras haber registrado el 2014 el índice global de fecundidad más baja de su historia -con solo un promedio de 1.36 hijos por mujer- el gobierno nipón se propuso aumentar a partir del 2015 las cifras a un 1.8, de la mano de una serie de medidas económicas que incentiven los nacimientos, poniendo especial énfasis en el apoyo a las madres trabajadoras.

¿Maternidad o proyección laboral?

Según las proyecciones demográficas para Japón, elaboradas mediante datos del censo demográfico que publica cada cinco años el Instituto Nacional de Investigaciones Demográficas y de la Seguridad Social del país asiático, la población alcanzó su máximo en 2010 con 128 millones de personas, para posteriormente empezar a decrecer. Las proyecciones son muy poco alentadoras: para 2040 la población llegaría a los 107 millones -es decir, un descenso de 20 millones de personas- y según cálculos del Ministerio del Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo, el año 2050 los japoneses solo serán 97 millones de personas.

La meta del 1.8 pactada es solo un primer paso, ya que la idea es incrementar los beneficios fuertemente a partir de 2020, aunque aún no se ha especificado qué medidas se implementarían. Lo cierto es que si Japón desea llevar su tasa de fertilidad a números que le permitan mantener el nivel de población -el también llamado "umbral de reemplazo generacional"-, debe acercarse a números que se sitúan entre 2,07 y 2,08.

Las estimaciones son especialmente graves considerando que la población nipona es en promedio cada vez más longeva y que la tasa de natalidad -número de nacimientos por cada mil habitantes en un año- fue en 2014 de apenas 8,20%.

¿Qué hacer?

Para las autoridades la solución sería incentivar a la población a tener más hijos, para lo que recurrirán a la billetera fiscal. La propuesta consiste en la realización de pagos mensuales por nuevo hijo por un total de US$3.300 anuales hasta que el niño en cuestión cumpla 15 años (unos $150.000 pesos chilenos por mes), guarderías subsidiadas por el Estado y exenciones de matrícula, medidas que -entre otros apoyos estatales- llevarían a triplicar los gastos gubernamentales por niño.

El debate gira en torno a si los incentivos monetarios son suficientes para superar otros fenómenos sociales complejos que atentan contra la motivación de gran parte de la población a tener más hijos. En este sentido, diversos expertos señalan que uno de los aspectos que incide en la baja de la natalidad nipona tiene relación con el rol "tradicional" de la mujer japonesa, que generalmente se encarga de la mayor parte de los deberes del hogar y también de la crianza de los hijos, sin una ayuda significativa por parte del hombre. Por ende, se estima que el gobierno debe tener en cuenta realizar campañas por una mayor participación de los padres en el hogar, poner en marcha incentivos para las madres trabajadoras y propiciar una "cultura empresarial" favorable.

El fenómeno -similar al que ocurre en Chile- suele darse en culturas empresariales donde las mujeres se ven prácticamente obligadas a elegir entre tener hijos o tener buenas proyecciones laborales. El caso es que cada vez son más las que deciden abocarse a su desarrollo profesional y dentro del G-10 Japón tiene el porcentaje más bajo de madres trabajadoras con hijos menores de dos años (30%).

"Aunque para algunos sea una sorpresa, la verdad es que la realidad chilena es bastante similar a la japonesa. Ambos países están pasando por una transición demográfica definida por una baja tasa de natalidad y una baja tasa de mortalidad y, al igual que ellos, los niveles de fecundidad de Chile están bajo la tasa de recambio, lo que solo puede empeorar de no tomar cartas en el asunto, cosa que los japoneses sí están haciendo", sostuvo el diputado Fuad Chahin, quien junto a los también miembros de la Cámara Baja, Ricardo Rincón, Iván Flores, Marisol Turres, Osvaldo Andrade y Juan Antonio Coloma presentaron un proyecto de resolución que solicita a la Presidenta de la República establecer una política de natalidad.

El texto -que ya fue aprobado por la Cámara de Diputados- pide que las familias reciban el apoyo del Estado y plantea como posibles medidas el aumento relevante de la asignación familiar, fortalecer los programas de fertilidad asistida del sistema de salud, garantizar la gratuidad del parto para todas las madres y priorizar el acceso a los beneficios sociales.

"Es muy interesante la lectura que hizo Japón, ya que efectivamente el factor laboral se ha transformado es un gran tema para las mujeres que desean tener más hijos, y en este sentido es el deber del Estado asegurar que puedan ejercer su deseo de ser madres en un contexto laboral adecuado y justo. Nosotros hicimos hincapié en que se deben eliminar, por ejemplo, la penalización con primas más altas a las mujeres en edad fértil y la fijación de remuneraciones laborales ante la eventualidad de un embarazo", añadió el congresista.

El factor guarderías

La capacidad de las guarderías públicas también es otro tema relevante: Japón gasta solo el 0,32% de su PIB en el cuidado de niños y servicios de educación temprana, en comparación con 0,59% para el miembro promedio de la OCDE, lo que ha causado que -según el Ministerio de Salud de Japón- más de 25.000 padres estén en listas de espera para las guarderías públicas y otros 20.000 en las privadas, que son 2 veces más caras. El gobierno prometió poner énfasis en subsanar esta falencia e invertir de forma equivalente a los franceses, que utilizan el 3,8% del PIB en políticas favorables a la familia, financiando guarderías de bajo costo y el permiso parental prolongado, medidas con las que el país europeo ha visto aumentar su tasa de natalidad a un promedio de 2,02 hijos por mujer durante los últimos años.

La actual tasa promedio de hijos por mujer en Japón también implica que durante las próximas décadas menos personas tendrán que trabajar más para pagar por el envejecimiento de la población y apoyar el enorme costo que esto supone. Los expertos también estiman que el costo estimado total de una política de estas características será siempre menor al relacionado con un potencial envejecimiento extremo de la población japonesa, si se considera que el gasto en pensiones públicas del país ya es el 8,7% del PIB, según cifras de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, mientras se invierte apenas el 1,3% en la suma de la totalidad de prestaciones pro natalidad, lo que incluso está un punto por debajo de la media OCDE.

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