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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

El papel de los municipios y las redes sociales en el manejo de emergencias en Japón

24 febrero 2017

Si bien el país nipón cuenta con una legislación que hace responsable al Estado de la prevención de los desastres, y su reconstrucción, los gobiernos locales poseen el respaldo institucional para dar respuesta inmediata mientras llegan recursos e información por parte del gobierno central.

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A propósito de los recientes incendios forestales en nuestro país, indagamos en Asia qué medidas exitosas podría adoptar nuestra institucionalidad de emergencias a modo de optimizar su capacidad preventiva y reacción. En esta búsqueda, Japón muestra una sólida institucionalidad con dos características que podrían ser útiles en nuestro contexto: descentralización e incorporación de tecnologías para la gestión. Una revisión de esta experiencia, a continuación.

Rol de las municipalidades en la preparación y gestión

La persistente manifestación de desastres naturales, pero particularmente las devastadoras consecuencias del terremoto de 2011 llevaron a que el gobierno japonés decidiera revisar su legislación e instituciones relacionadas con las emergencias. Entre sus conclusiones, la responsabilidad de las autoridades, principalmente el rol de las municipalidades como instancia directa de poder local.

Mientras que el gobierno central puede trabajar en la prevención de los desastres, por ejemplo en las regulaciones para construir casas resistentes a los terremotos o incendios, las municipalidades son las principales responsables de despejar los accesos a las áreas seguras, mantener los sistemas de electricidad y garantizar que los negocios tengan la suficiente cantidad de agua y comida para abastecer a la población durante tres días después de ocurrida la emergencia.

Según el informe Sistema de Manejo de Desastres, de la fundación Bousai, en eventos de gran escala como terremotos o grandes incendios, la gestión de las municipalidades es vital para el gobierno nacional, ya que puede coordinar con mayor eficiencia a todas las entidades locales.

De igual manera, un estudio realizado por la OCDE sobre manejo de riesgos en Japón señala que las municipalidades son las responsables de manejar con mayor facilidad las agencias locales para el ataque al fuego, el rescate y las unidades de prevención. En la actualidad Japón cuenta con más de 2 mil municipios y –según dicho informe- la relación entre estos y el gobierno central se realiza de manera horizontal.

Irrupción de las redes sociales y la cultura en el manejo de emergencias

Además del trabajo comunicacional que puedan realizar las prefecturas, municipalidades y gobierno central, las redes sociales están cumpliendo un papel importante en la conexión con la ciudadanía y entre los ciudadanos. Según un estudio realizado en 2012 por Yukiko Takeuchi de la Universidad de Tokio, estos medios combinan herramientas dinámicas y colaborativas, lo que permite que se comparta información rápida y constante.

La conclusión de este estudio fue lograda a través del estudio de caso del gran terremoto de Japón en 2011. “La experiencia demuestra que las redes sociales en algunos momentos fueron el único método de comunicación durante los desastres. Cuando estos eventos suceden, los usuarios utilizan las redes para llenar una necesidad de información, donde además pueden ver imágenes y videos en tiempo real”, señala el documento.

La utilización de las redes sociales ha sido uno de los temas de investigación de Gonzalo Bacigalupe, investigador de Cigiden y uno de los autores de Medios Sociales en la Emergencia: Evidencia y Recomendaciones para la Gestión de Desastres. En su opinión, las personas tienen necesidad de participar, pues existe un sentido altruista. “El querer hacer algo durante y después de los desastres es una forma de ayudarse a sí mismo”, sostuvo.

En cuanto a la importancia de articular plataformas como Twitter o Facebook en situaciones de emergencias, expresó una opinión enmarcada en la necesidad incorporarlas. “Los medios sociales tienen esa capacidad para que la gente canalice información y la ayuda durante ese período. Obviamente que los gobiernos locales tienen información mucho más fidedigna de lo que puede estar pasando, tanto en la crisis misma como en las necesidades y la prevención, pero muchas veces las autoridades entienden la comunicación como algo que va desde ellos hacia la comunidad y no como la capacidad de incorporar y filtrar la información que viene desde la comunidad, tanto desde las organizadas como las espontáneas que se ordenan durante las crisis”, enfatizó.

Sobre el desarrollo de una cultura orientada a la prevención y reacción responsable ante los estados de emergencia, Bacigalupe valoró la experiencia nipona en formar permanentemente a sus ciudadanos. “En Japón tienen programas en las escuelas y toda una estrategia educativa, con ejercicios que se desarrollan en una línea continua. Además conmemoran el día del tsunami donde, entre otras cosas, aprenden cuáles son los lugares más seguros de la ciudad, lo mismo sucede con los volcanes, hay eventos que realizan para recordar eventos. Hay también parques de conmemoración que recuerdan los desastres de épocas pasadas, es decir que hay una real incorporación del espacio urbano en la memoria de las personas sobre los desastres”, detalló.

Valoración del caso de Japón y posibles reformas a la Onemi

La necesidad de fortalecer las municipalidades como un ente de interacción a través de las rede sociales, es una prioridad para la institucionalidad chilena. Para Gonzalo Bacigalupe, las municipalidades deberían tener personal capacitado para distinguir los movimientos de información. “Podrían diseñar códigos determinados para que las comunidades se comuniquen, por ejemplo en el uso de hashtags, que orienten la información en cierto sentido. También identificar quiénes son las personas que conforman las juntas de vecinos de las cuales se puede confiar. No es solo información oficial la que debería salir de las municipalidades, sino que las personas que trabajan con las redes puedan comunicarse de forma rápida. También podrían iniciar una alfabetización digital en sus comunidades sobre el desastre, respecto a qué tipo de información es fidedigno y cuál no”, propuso.

Respecto a los cambios que se necesita hacer en la Onemi, el investigador de Cigiden fue claro en señalar que se necesita una estrategia a nivel nacional que conviva con las instancias regionales. “La alerta de tsunamis en Japón es a nivel regional, condición que también estamos logrando en Chile, lo que es un avance en la comunalización de la gestión de la emergencia, pero todavía nos queda mucho por hacer. La Onemi necesita consolidar una estrategia a largo plazo, no un plan para pocos días, que sea global y con una institución dedicada a investigar y generar conocimiento sobre los desastres. Hasta ahora no hemos tenido una institución que coordine a todos los estamentos en términos de prevención, mitigación y reconstrucción. En ese sentido estamos bastante atrasado respecto a los acuerdos internacionales que hemos firmado y frente a lo que es una buena estrategia nacional.”, señaló.

Una opinión similar tuvo Alfonso Larraín Vial, ingeniero civil experto en el manejo de infraestructuras en situaciones de emergencias, además de primer vicepresidente del Colegio de Ingeniero de Chile, representante ante el Comité de la Onemi. "Desde el punto de vista sísmico estamos muy bien cubiertos, tenemos buenas normas e ingeniería aplicada, lo mismo sucede con los tsunamis que después del maremoto de febrero 2010 mejoramos normas y protocolos de previsión. Ahora bien, en cuanto a los incendios forestales todavía tenemos improvisación, si bien las empresas dedicadas al tratamiento de bosques para la industria de papeles, toma sus resguardos, mientras que quienes plantan sin regulación no protegen muy bien sus terrenos. En ese sentido son necesarias normas de prevención, uso de maquinaria y establecer prácticas que eviten el inicio de incendios”, opinó.

Sobre las reformas que podrían hacerse en la Onemi, apuntó a los cambios en materia institucional. “El gobierno tiene las herramientas para citar a las autoridades y ver cómo se está haciendo en otros países. Desde el punto de vista sísimico hemos copiado de Japón, Nueva Zelandia y Estados Unidos -de quien hemos copiado normas sísmicas y de hormigon- algo similar hay que hacer en emergencias de volcanes e incendios, porque partir de cero no tiene sentido. La Onemi podría ser un organismo mucho más fuerte, hay que darle la posibilidad de que se desarrolle. Indudablemente las municipalidades y las intendencias tienen mucho que decir, pero lamentablemente esto se podría reducir a un problema de recursos. Por ejemplo, las ciudades menos pobladas no tienen bomberos, por eso pienso que debería proveerse de una institucionalidad y cuerpos de emergencia según la cantidad de bosques y riesgos que por cantidad de habitantes. Específicamente en relación a los bomberos, pienso que debería ser una institución gubernamental, similar a las Fuerzas Armadas, a modo que se mejoren las medidas de previsión de acuerdo a un presupuestos asignado que le permita además la incorporación de aviones, mejores herramientas, entre otros", sentenció..


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