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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

El Servicio de Bioseguridad en Nueva Zelandia: una institución al servicio del ecosistema

17 junio 2015

Las instituciones económicas del Estado son las principales interesadas en fortalecer la bioseguridad, ya que una peste o plaga que afecte a la agricultura tendría repercusiones inmediatas en la economía del país.

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La actividad portuaria y aeroportuaria en Nueva Zelandia cuenta con la labor de fiscalización y control del Servicio de Bioseguridad, institución que además de velar por la protección del ecosistema al interior de su territorio controlando las mercancías que ingresan, tiene a su disposición un equipo permanente de científicos que investiga sobre las amenazas biológicas más recientes que pudieran amenazar a las especies vegetales y animales. Una mirada a esta institución en la siguiente nota.

Orientación a proteger los ecosistemas

El Servicio de Bioseguridad en Nueva Zelandia es la institución de gobierno encargada de resguardar la agricultura del país en contra de plagas, virus y otras amenazas. Mediante una presencia efectiva en todas las fronteras –principalmente en puertos- la labor de este servicio tiene como objetivo evitar el ingreso de organismos no deseados que afecten a las especies nativas del país.

Todas las competencias administrativas de esta institución están consignadas en el Acta de Bioseguridad, promulgada en 1993, convirtiéndose en la primera ley a nivel mundial y su misión ha sido “crear un marco jurídico e institucional que permita crear y reformar aquellas leyes relativas a la exclusión, erradicación y manejo efectivo de las pestes y otros organismos no deseados”.

Para Stephen Goldson, biólogo y experto en zoología de la Universidad de Otago, el término bioseguridad ha sido principalmente desarrollado en Nueva Zelandia, donde refiere a una necesidad de prevenir el establecimiento e impacto de organismos no deseados en los ecosistemas del país. “El primero en impulsar la bioseguridad fue el Ministerio de Agricultura e Industria Forestal, sin embargo se ha operacionalizado en una política responsable a través de todos los sectores de la economía y el medio ambiente”.

Debido a la condición insular de Nueva Zelandia, la totalidad de los organismos no deseados que podrían amenazar a sus ecosistemas provienen de otros países. Este factor, sumado a que una plaga o peste que afecte a la agricultura, perjudicaría a gran parte de la economía. Por este interés de proteger a los sectores productivos, en la actualidad el Servicio de Bioseguridad funciona bajo la jurisdicción del Ministerio de Industrias Primarias.

Para Rodrigo Valenzuela, docente de Comercio Exterior en Duoc, Nueva Zelandia ha sido pionero en la digitalización de los procesos de fiscalización portuaria, pues todo lo que se envía hacia ese país requiere de muchas exigencias que se pueden gestionar desde cualquier parte del mundo. “Es entendible la rigurosidad en las plantillas y permisos fitosanitarios de ingreso, principalmente por la cercanía a países con mucha actividad portuaria como Singapur y Hong Kong, sin embargo todos los trámites son fácilmente realizables en los sitios web que dispone el ministerio”, afirmó.

Presencia efectiva en las fronteras

El Servicio de Bioseguridad mantiene oficinas de control en todos los puertos y aeropuertos del país, tanto para chequear a los pasajeros, como para escanear las cargas de mercancía que ingresan. Cualquier producto o especie que sea considerada peligrosa o sospechosa, es incinerada en el instante, por tal motivo todas las personas que ingresan al país deben firmar una declaración jurada.

Estos procedimientos llevados a cabo en los puntos de ingresos al país por los funcionarios del Servicio, cuentan con la asesoría de un equipo multiorganizacional de investigación llamado Mejor Bioseguridad en las Fronteras que provee información científica sobre las nuevas amenazas y las formas de mantenerlas alejadas. Este equipo no solo es integrado por personal del Servicio, sino también por empresas interesadas en contribuir en la bioseguridad.

Esta alianza público privada en la investigación científica ayuda a que los funcionarios del Servicio de Bioseguridad que se encuentran en las fronteras tengan a mano información confiable y puedan elaborar estrategias efectivas para evitar el ingreso de amenazas tales como la fiebre aftosa, fiebre amarilla o la gripe aviar que afectó fuertemente a la región Asia Pacífico durante 2005.

“Si tuviera que resaltar una característica que defina al sistema de bioseguridad y protección de especies de Nueva Zelandia sería su capacidad de producir conocimiento científico para guiar sus procedimientos comerciales. Me parece excelente contar con biólogos, epidemiólogos y otros especialistas de la salud que estén permanentemente investigando cómo detectar y reducir las amenazas, ya que muchas de ellas son imperceptibles para los sistemas electrónicos o los perros. Por eso, más que un agente de aduana despierto, en estas tareas de fiscalización se requiere de personal capacitado en la identificación de amenazas”, sostuvo Valenzuela.

Servicios especiales para la importación de productos

Nueva Zelandia es una economía abierta al mundo, como tal mantiene relaciones comerciales con diversos países del mundo que día a día hacen envío de productos al país. De esta manera, el Servicio de Bioseguridad neozelandés trabaja para prevenir el ingreso de pestes y otros organismos.

Entre los ítems fuertemente analizados y muchas veces prohibidos están las plantas, alimentos de origen vegetal, animales de cría, mascotas, productos bioquímicos, entre otros organismos que puedan venir en las cargas aéreas y contenedores. Sin embargo, con el objetivo de informar previamente sobre estas restricciones y permitir el ingreso de estos productos liberados por acuerdos comerciales, el Ministerio de Industrias Primarias cuenta con un sistema de certificación en línea que facilita el proceso de internación de productos.

Para Rodrigo Valenzuela, es importante que todos los procesos de ingreso de mercancías, ya sea en estado de tránsito o destino final, puedan comenzar a realizarse con anticipación. “En casi todos los países se permite el ingreso de animales, alimentos o productos vegetales, son pocos los casos en donde exigen cuarentenas, esto ocurre especialmente en los países que no cuentan con una legislación comercial moderna, pero en Nueva Zelandia las exigencias altas para comprobar la inocuidad en el caso de los alimentos, por ejemplo, se neutralizan con la posibilidad de ingresar previamente la información de la carga en una base de datos que se actualiza constantemente, por eso no hay mayores problemas para los exportadores, porque siendo conscientes de los requisitos sanitarios y fitosanitarios, preparan sus envíos con anticipación y eso es vital en los intercambios comerciales”, expresó.

Bioseguridad para nuestro país

Consultado sobre la posibilidad de aplicar un sistema de bioseguridad en nuestro país, siguiendo el ejemplo de Nueva Zelandia, Rodrigo Valenzuela expresó su acuerdo, sin embargo cree que hay aspectos más imitables que otros.

“Cada país tiene instituciones según su realidad comercial y en ese sentido en Chile la labor del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y del Servicio Nacional de Aduanas ha sido eficiente en el control de plagas y destacada internacionalmente por su efectividad para mantener a nuestro país libre de pandemias muy graves, como fue en su momento la fiebre aftosa, sin embargo podríamos adoptar de los neozelandeses la disposición de especialistas que asesoren en todo momento a los funcionarios en ejercicio, eso es algo de lo que carecemos”, enfatizó.


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